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Los sellos cilíndricos aparecieron en Mesopotamia (Período Uruk, 4100-3300 a.C.).
Eran pequeños cilindros, de piedra, cristal u otros materiales, muchas veces piedras semipreciosas, con un relieve tallado, que al hacerlos rodar sobre una tablilla de arcilla dejaban grabando los motivos, bien como registro del contenido de algunos recipientes o como sello en documentos.
Solían tener un dibujo acompañado de un breve texto, que identificaba a su poseedor, de manera que se utilizaban a título administrativo como firma, certificado o visto bueno de un funcionario.
En otros casos representaban escenas cotidianas, religiosas y económicas.
La impresión podia extenderse indefinidamente, de manera que el resultado era un friso, lo que le daba un aspecto decorativo.
Entre los mercaderes se comenzó a usar para identificar recipientes de barro, y más adelante en tablillas aparte como registro de sus transacciones.
Los grabados fueron evolucionando desde dibujos propios de cada mercader, hasta que se extendió un código que acabó evolucionando hasta la escritura cuneiforme.
En este caso os presentamos una réplica de un sello que se conserva en el Museo Británico.
Sello cilíndrico de calcedonia rosa.
Mesopotamia. Dinastía Casita, entre 1400 y 1300 a.C.
La figura sentada es el dios-sol Shamash, sentado frente a un disco solar y debajo de una cruz, sus dos símbolos.
La inscripción cuneiforme de siete líneas es una oración a Shamash.
Podéis consultar más información en la página web del Museo Británico.
Nuestra reproducción está hecha en resina y la presentamos acompañada de una tablilla con plastilina para realizar la impresión las veces que quieras.
Podéis adquirir uno en nuestra tienda
