Desde que descubrimos la escítala espartana, nos atrapó por completo: esa combinación de ingenio, discreción y simplicidad mecánica despertó inmediatamente nuestra curiosidad.
¿Cómo es posible que hace más de dos mil años los espartanos tuvieran un sistema de cifrado tan elegante y efectivo?
La escítala espartana (del griego skytálē) es, en esencia, un sistema de criptografía utilizado por los éforos espartanos para enviar mensajes secretos, y su lógica nos parece tan brillante como poética.

El funcionamiento era sorprendentemente sencillo y a la vez ingenioso: se necesitaban dos varas del mismo grosor, que se entregaban a los participantes de la comunicación.
Para enviar un mensaje, se enrollaba una cinta en espiral alrededor de una de las varas y se escribía el mensaje longitudinalmente, de manera que cada vuelta de cinta contenía un solo hilo de la escritura.
Cuando el mensaje estaba completo, la cinta se desenrollaba y se enviaba al receptor, que solo necesitaba enrollarla sobre la vara gemela para que las letras se alinearan y revelaran el mensaje original.

Plutarco nos deja una descripción detallada de la escítala espartana en su Vida de Lisandro:
«Lo de la escítala es en esta forma: cuando los Éforos mandan a alguno de comandante de la armada o de general, cortan dos trozos de madera redondos, y enteramente iguales en el diámetro y en el grueso, de manera que los cortes se correspondan perfectamente entre sí.
De éstos guardan el uno, entregando el otro al nombrado, a estos trozos los llaman escítalas. Cuando quieren, pues, comunicar una cosa secreta e importante, forman una tira de papel, larga y estrecha como un listón, y la acomodan al trozo o escítala que guardan, sin que sobre ni falte, sino que ocupan exactamente con el papel todo el hueco; hecho esto, escriben en el papel lo que quieren, estando arrollado en la escítala. Luego que han escrito, quitan el papel, y sin el trozo de madera lo envían al general. Recibido por éste, nada puede sacar de unas letras que no tienen unión, sino que están cada una por su parte; pero tomando su escítala, extiende en ella la cortadura de papel, de modo que, formándose en orden el círculo, y correspondiendo unas letras con otras, las segundas con las primeras, se presente todo lo escrito seguido a la vista.»
Nos fascinó imaginar a los generales y éforos manejando estas varas y tiras de papel, sintiendo la tensión de un mensaje secreto que solo podría leerse con la escítala correcta.
Esa mezcla de misterio, precisión y sencillez mecánica fue lo que nos impulsó a crear nuestra propia reproducción artesanal, que ahora podéis explorar y disfrutar.

Nuestra reproducción se sirve en una caja de madera flexible que protege y realza cada elemento:
-
Dos escítalas de madera, de aproximadamente 20 cm de largo y 4 cm de grosor, con dos clavos cada una para sujetar la cinta. Sostenerlas en la mano nos hace sentir un vínculo tangible con la antigüedad.
-
Una cinta de algodón envejecido con la inscripción en griego: “Atenas ha sido conquistada”. Desde el momento en que vimos esas letras, nos invadió una mezcla de curiosidad y asombro; poder tocar una frase que evoca historia es una experiencia fascinante.
-
Dos rollos de cinta de algodón sin inscripción, de la longitud exacta para cubrir la escítala, que permiten crear nuevas inscripciones y experimentar con el sistema como lo hacían los antiguos espartanos.
Al ser hechas a mano, cada pieza es única. Las ligeras variaciones de color, textura o forma no son defectos, sino parte de su encanto y autenticidad: cada escítala tiene su propia personalidad, como en la Grecia clásica.
Desde que conocimos este ingenioso método de cifrado, sentimos una atracción casi magnética: es una ventana a un pasado donde la historia, la estrategia y la creatividad se entrelazaban en objetos tan simples como un bastón y una tira de papel.
Esperamos que esta reproducción despierte en vosotros la misma fascinación y curiosidad que sentimos nosotros desde el primer momento.
https://mj2artesanos.es/es/arqueologia-y-misterio/110-esc%C3%ADtala-espartana.html


Deja una respuesta